Se dice cuando alguien se queda cortado, pasmado o en blanco, como si se hubiera quedado plantado delante del timbre sin atreverse ni a apretar. Vale para un susto, una sorpresa o cuando te impresiona alguien y te quedas con cara de póker. Muy de quedarse ahí, quieto, sin reacción, y hacer el ridículo un poquito.
"Entró el profe y soltó que hoy había examen sorpresa. Nos quedamos todos dando al timbre, tiesos, y el Javi hasta sacó el boli al revés."