Se usa cuando alguien anda todo ido, desorientado y con cara de que los duendes lo sacaron de la cama a patadas. Viene de los chaneques, esos espíritus traviesos del folclor mexicano que se supone que te espantan o te esconden cosas. Es como estar crudo, desvelado o en la luna, pero con toque místico y bien costeño.
"No manches, el Kevin llegó a la chamba bien chaneque, se le olvidó la laptop, el gafete y hasta cómo se llamaba el jefe, parecía que lo habían paseado los duendes toda la noche."