En Mendoza, decirle a alguien gorra es llamarlo caradura o aprovechado. Es el típico que cae donde hay comida, chupe o entrada gratis y no pone un peso, pero igual se hace el vivo. No es precisamente un halago, más bien un tirón de orejas con tonada cuyana. Y sí, da bronca, pero es útil.
"Cayó al asado sin traer ni pan, se clavó tres choripanes y encima pidió fernet. Qué gorra, hermano, la próxima que ponga para la vaquita."