Se usa cuando alguien se hace el inocente, el buenito o el que nunca rompe un plato, pero todos saben que es más pícaro que nadie. Es como decir que está actuando para quedar bien y zafar de la culpa. Bien mendocina la cosa, y hay que admitir que a veces da risa ver cómo se hacen los santos.

"No te hagas el santo, Juancito, si vos fuiste el que se bajó todas las empanadas y encima le echaste la culpa al perro en la última juntada."

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