Se dice cuando alguien entra en un nivel de arrechera máximo y se pone imparable, como si se desatara una tormenta y todo el mundo tuviera que buscar refugio. No es solo estar bravo, es estar a punto de explotar y llevarse por delante lo que sea. Úsalo para avisar que la cosa se puso seria.
"Le dije a Mariángela que boté su maquillaje favorito y se puso en modo tormenta, gritó durísimo y casi me lanza una arepa con todo y guasacaca."