Se dice cuando andas sin un peso, bien corto de lana, tan limpio que hasta la cartera hace eco. Es como estar en modo supervivencia, contando monedas y viendo si alcanza para el camión. Muy de compas cuando toca quincena eterna. Y sí, el universitario promedio vive ahí más de lo que admite.
"Ni me invites al antro, compadre. Ando chiro desde que me eché unos tacos y todavía le debo al del puesto de la esquina."