Se usa para decir que alguien está quemado de la vida, a puntito de explotar del cabreo o del agobio, como si lo tuvieran a la brasa. Es ese estado en el que ya no te entra una más y cualquier cosa extra te pone de mala leche. Vamos, que estás tan tenso que hasta el ojo te tiembla del estrés.
"Entre el atasco en la M-30, el jefe dando la turra y el metro petado, cuando me dijeron que había reunión extra a las ocho me quedé asaíto, con ganas de mandar a todo el mundo a paseo."