Apodo sarcástico para un carro viejo y mañoso que vive más en el taller que rodando. Se lo sueltas cuando el pobre vehículo siempre anda con una vaina nueva: que si la batería, que si el radiador, que si el tren delantero. Vamos, que en vez de carro parece paciente con cita semanal. Y sí, da risa, pero duele.
"El carro de Miguel es una clínica móvil: lo saca del taller hoy y mañana ya está otra vez allá, con el mecánico diciéndole que es otra vaina."