Se dice cuando te avientas una siesta bien pesada, de esas que caes como piedra y no te mueve ni el camión de la basura. Es dormir un rato, pero en modo hibernación, normalmente después de comer o cuando andas bien desvelado. Suena muy de rancho y tiene ese toque chusco.
"Nomás terminé de comer y me eché una pedra bien maciza, desperté todo babeado y ya iban a cerrar la escuela de los chamacos."