Verbo coloquial para tirarte en el sofá o en la cama y quedarte ahí, aplastado y feliz, como si te hubieran pasado el rodillo. Suele pasar después de comer como un campeón o de currar todo el día. No es solo tumbarse, es rendirse con gusto. Y oye, a veces es hasta terapéutico.
"Me metí dos platos de pisto y, al llegar a casa, me espachurré en el sofá con la manta y ya no respondía ni al WhatsApp."