Se usa de forma sarcástica para decir que alguien no entendió nada o que la situación está más confusa que la gran diabla. Juega con la idea de que el atol es espeso y nada transparente, así que de claro no tiene ni la pinta. Es una forma muy chapina de vacilar a alguien que anda perdido.

"Le expliqué el plan para ir a la Antigua, con horarios, buses y todo, y el cuate quedó claro como el atol, preguntando que si íbamos a la playa de Panajachel."

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