Se usa en Canarias para decir que alguien está súper avergonzado, con la cara roja a más no poder, como un millo rojo bien maduro. Es la típica frase que suelta tu abuela mientras se ríe de ti, pero con cariño. Y hay que admitir que la comparación con el millo tiene su puntito.
"Pibe, cuando la profe leyó en voz alta el mensajito cursi que mandaste por error al grupo de clase, te quedaste como un millo rojo delante de todo el mundo"