En Iquitos se usa para decir que estás metido en un lío bien feo, con deudas o problemas por todos lados y sin ver por dónde escapar. Es como estar atrapado en un callejón lleno de sapos que no paran de saltar y cada salto es otro problema más. No es el fin del mundo, pero sí una buena advertencia para no seguir metiendo la pata.
"Hermano, desde que me metí a fiar chelas y juanes en la bodega de la esquina estoy en el callejón de los sapos, todo el barrio me cobra y yo sin un sol en el bolsillo."