En Mérida se dice estar gastado cuando alguien está reventado, sin energía, con cara de lunes eterno y cuerpo de abuelo después de subir la montaña. Puede ser por trasnocho, por trabajar mucho o por farrear duro. Es como decir que ya no da más, que está usado y maltratado. Y sí, suena feo, pero es bastante gráfico.
"Hermano, después de subir a la montaña, bajar al centro y rumbear toda la noche, quedé tan gastado que ni para levantar la arepa tengo fuerza."