Se dice cuando alguien está súper distraído, empanado perdido o en su mundo, como si le hubieran secuestrado la cabeza. Está presente pero no se entera de nada, ni de lo que le hablan ni de lo que pasa alrededor. Vamos, que está raptado mentalmente y hace falta un rescate de bocadillo o café para traerlo de vuelta.
"Quillo, le he contado al Juanillo que me caso y el nota ni se ha inmutao, está más raptado que el WiFi del bar cuando juega el Betis."