Se dice en broma de alguien que se la pasa caminando y no se cansa nunca, como si tuviera motor en las piernas. Es una forma medio cargosa pero cariñosa de llamar a esa persona que va y viene a pata todo el día, sin quejarse. Ideal para la amiga que no agarra ni micro ni por casualidad.
"Ahí viene Paula, larga de dos patas, se fue a pata hasta el mercado, volvió con bolsas y todavía quiere ir a dar otra vuelta por la plaza."