Se usa para hablar de alguien que parece perseguido por la mala suerte desde que abrió los ojos al mundo. Es como decir que vino con la sal pegada de fábrica y que todo le sale torcido. La expresión suena medio cómica, pero también da penita, porque hay gente que de verdad parece nacida con el yoyo dao.
"Vale, el pana se quedó sin luz, se le dañó la moto y cuando por fin llegó al trabajo ya lo habían botado, ese tipo nació con el yoyo dao, ni que fuera novela venezolana."