Se usa cuando haces algo con cierta alegría pero sin pasarte, como un punto medio entre poco y mucho. Puede ser comer, beber, currar o incluso rajar de alguien, pero siempre con ese toque andaluz de exagerar sin exagerar. Es como decir que te has dado un gustito moderado, y la verdad es que suena de lujo.
"Al final en la feria me he pegado una mijita de rebujito y de baile por sevillanas, y mañana voy a currar con más arte que sueño."