Significa darle duro a la comida o bebida, especialmente cuando estás disfrutando de un buen vino en una comida copiosa.
"Ayer en el asador de mi tío nos pusimos finos con esas costillas y el tinto que trajo Paco. ¡Vaya fiesta!"
Se usa cuando alguien come o bebe a lo bestia, sin cortarse, hasta acabar reventado y feliz. En Andalucía suena todavía más gracioso porque el fino es un tipo de vino muy típico, así que el juego de palabras tiene su arte. Es de esas expresiones que ya te dan hambre solo de escucharlas, y eso siempre es peligroso.
"Quillo, fui a la boda de mi prima y me puse fino a jamón, gambas y rebujito, acabé bailando sevillanas con el camarero sin saber ni cómo."