Se dice cuando por fin te quitas de encima un problema pesado, una deuda, un trámite o alguien que te tiene fastidiado y no te deja respirar. Es como sacarte una mochila de piedras, pero versión callejera. En Trujillo suena bien gráfico, porque ese “gato” es la molestia que te venía siguiendo.
"Mano, ya pagué la moto y cerré el préstamo, al fin me saqué el gato de encima. Hoy sí, su cevichito y a dormir tranquilo."