Se dice cuando alguien se engancha a full con el chamamé y se mete en la movida correntina: escuchar, bailar, ir a peñas y hablar como si hubiera nacido con acordeón bajo el brazo. Es como decir que te subiste a la ola del folklore local. Si no te subís, quedás re colgado y medio fuera de clima.
"El finde fui a la peña con los pibes, sonó un sapucay y listo: me subí al tren del chamamé, terminé zapateando con una tía que ni conozco."