Se dice cuando alguien anda bien jodido, normalmente de lana, pero también cuando todo le sale mal y trae una racha de esas que ni el café le queda. Es como ir sobreviviendo a puro milagro, con la cartera llorando y la suerte en huelga. Suena dramático, pero tiene su toque chistoso.
"Desde que le cayó la multa, se le descompuso el carro y todavía le cobraron el recibo de luz, el vato anda en la ruina y ni pa' unas tortillas trae."