Se dice cuando alguien va nerviosísimo, inseguro o asustado, como si estuviera temblando por dentro. Vamos, que no controla el pulso ni para sostener el móvil. Se usa mucho antes de un examen, una cita o una bronca. No es que seas un postre, pero la imagen del flan temblequeando le queda perfecta.
"Antes de salir a exponer, Marta andaba hecha un flan, con las manos sudadas y la voz en modo gallo, y eso que solo eran cinco diapositivas."