En Trujillo se le dice cabito al pata bromista y medio pesado, el que siempre anda haciendo chongo, metiéndose en líos y buscando la risa de todos. No es mala gente, más bien es el típico payaso del grupo que fastidia un rato y luego te cae bien. Molesta, sí, pero inofensivo.
"Oe, ese Carlitos es un cabito, ayer llamó a las 3 a. m. diciendo que se volvió fantasma y mi vieja casi le tira el celular por la ventana."
Apodo cariñoso para alguien bien terco, de esos que no se rinden ni a palos y siempre están buscando qué nueva locura hacer. Se usa para bromear con la gente que insiste, insiste y vuelve a insistir hasta conseguir lo que quiere. A veces desespera un poco, pero también tiene su encanto porque nunca se queda quieto.
"Ya pues, cabito, desde las seis estás fregando con subir al cerro, ni el solazo ni el viento te paran, pareces cabra loca moqueguana."