En Mérida usamos chin-chin para decir que algo está facilito, sin mayor esfuerzo, casi regalado. Es como cuando te toca la bajada en bici y ni pedaleas, todo fluye. Se aplica a exámenes, trabajos, favores o cualquier cosa que salga tan suave que hasta da risa. Y sí, a veces suena medio presumido, pero tiene su gracia.
"Pana, ese parcial de cálculo estuvo chin-chin, lo hice echao en la silla mientras los demás parecían en maratón sudando frío."