En Buenos Aires decir que algo es cursi es marcar que se fue al pasto con lo romántico y lo empalagoso. Es ese nivel de meloso que ya no enternece, sino que da un poco de vergüencita ajena. Como si una telenovela rosa se hubiera chocado contra una tarjeta de San Valentín, pero igual a veces nos causa gracia.
"Boludo, la propuesta que le hiciste con pétalos, mariachis y dron grabando fue tan cursi que hasta el perro se escondió abajo de la cama del cringe."