Se dice cuando alguien cambia de opinión, de bando o de actitud de golpe, como quien voltea la arepa en el budare para que no se queme. Puede ser por conveniencia, por presión o porque le dio la gana. Suena muy venezolano y sirve tanto para política como para chismes y vacilón.
"Juraba que odiaba el reggaetón y que eso era puro ruido, pero anoche en la rumba dio la vuelta a la arepa y terminó perreando pegadito hasta el final."
Se usa cuando una situación que pintaba fea se arregla de repente, o cuando alguien logra cambiar la suerte a su favor. Es como decir que todo se volteó y ahora le está yendo bien. Muy de tierra costeña, con su toque sabroso, y la verdad es que la imagen de la arepa volteándose no se olvida.
"Hermano, yo estaba más pelado que un chivo en diciembre, pero me salió un contrato en Valledupar y ahí mismo le di la vuelta a la arepa, ahora hasta invito las frías en la esquina."