Se dice cuando alguien se suelta hablando sin freno y empieza a soltar chisme, detalles o verdades a chorros, como si abrieran la llave. Puede ser por emoción, por ardilla o por querer quemar a alguien. Vamos, que en vez de contar una cosita, te avientan toda la historia completita y sin pausa.
"Nos juntamos en la plaza y Juan, bien campante, empezó a echar la cascada de la fiesta: quién se besó con quién, quién lloró y hasta quién se fue sin pagar."