Se dice cuando estás aburridísimo, sin plan, sin gente y sin nada que hacer. Es ese ocio pesado en el que ya no sabes ni qué inventarte y acabas dando vueltas como pollo sin cabeza. La gracia es exagerar, como si de tanto esperar te fueras a roer hasta las patas. Muy de estar tirado.
"Desde que se acabó la serie, estoy en casa roíéndome las patas, mirando el techo y esperando que alguien diga: vamos a dar una vuelta, pues."