Se dice cuando quedas bajoneado, tristón o sin ganas de nada, como con el ánimo por el piso. Es ese estado de derrota silenciosa en el que ni pelear provoca, solo mirar al techo y suspirar. En Tolima lo sueltan mucho después de una mala noticia o un partido perdido. Y sí, duele más si fue en casa.
"Parce, ese gol al último minuto me dejó emparamao, ni ganas me dieron de salir por un tinto, me quedé en la casa viendo el techo."