Se usa para decir que alguien se ha puesto bastante gordito, redondo como una bola, y en La Mancha la gracia está en compararlo con los quesos manchegos. No es un insulto hardcore, suena más a vacile cariñoso entre colegas o familia. Eso sí, mejor usarla con confianza, que a nadie le mola que le llamen queso a la cara.
"Tía, desde que tu abuela descubrió la freidora de aire no paro de zampar croquetas, estoy como una bola de queso manchego curado ya, redondico perdido."