Se dice de alguien que vive pendiente de la opinión ajena, como si tuviera un jurado encima 24/7. Le da pena todo, se frena por miedo al chisme y toma decisiones para quedar bien, no porque le nazca. Vamos, que el “qué dirán” le maneja la vida. Y eso cansa más que subir a pie.
"No te pongás a borrar la foto porque tu tía comentó, dejá la bobada. Estás con el qué dirán, parcero, y así no se puede ni rumbear tranquilo."