Se usa cuando alguien está reventado, sin energía, como si fuera un vegetal tirado en el sillón. Es ese nivel de cansancio en el que ya no quieres ni hablar, solo quedarte ahí planchado mirando al techo. Es una forma graciosa de decir que estás destruido, pero con un toque dramático que siempre hace reír.
"Hermano, después de jugar pichanga en la cancha de tierra todo el domingo, quedé hecho verdura, ni para ir a comprarme una Inca Kola a la esquina."