En Buenos Aires se usa para llamar a alguien gil, o sea, medio tonto, ingenuo o fácil de chamuyar. Es despectivo, sí, pero muchas veces va en tono de cargada entre amigos, como diciendo que se mandó una bien de principiante. Básicamente, un gil potenciado. Si lo decís con bronca, ya pica más.
"El gilún dejó las llaves adentro del auto, se puso a tirar de la manija como diez minutos y encima me pidió que lo empuje para abrirlo."