Se dice cuando acabas reventado, sin energía, como si te hubieran pasado por encima. Puede ser por pega, por carrete o por un día de trámites eternos, aunque no hayas hecho nada tan épico. Es bien chilena y sirve tanto para cansancio físico como para quedar molido de puro estrés. Te deja clarito el nivel de destrucción.
"Fui al súper, cargué las bolsas, me pegué el pique a la casa y ahora estoy hecho leña, ni para prender la tele me da."
Se usa para decir que algo o alguien está muy cansado, roto o en mal estado. Como cuando te sientes después de una maratón.
"Mae, después de la fiesta de anoche quedé hecho leña. Necesito recargar baterías con un buen gallo pinto."
Se usa para decir que alguien está reventado, destruido, ya sea por cansancio, por una mala noche o porque la vida le pasó por encima como bus urbano en hora pico. Es como decir que estás en las últimas, todo adolorido y sin ganas de nada. Suena fuerte, pero también tiene su punto de drama gracioso.
"Vos no me hablés de salir hoy, después de esa jornada en el mercado quedé hecho leña, apenas y tengo fuerzas para llegar a la hamaca y quedarme frito."