Se dice cuando alguien se manda una jugada brillante y se las ingenia de una manera medio milagrosa para zafar de un quilombo o resolver algo que parecía imposible. Es como reconocerle la viveza y el ingenio, con admiración y un toque de humor. En Río Negro suena bien de barrio y de mate en mano.
"Se nos quedó el auto en la ruta y el Nico juntó uno: con un alambre, una pinza y dos puteadas lo hizo arrancar y llegamos al asado de pedo."