Se usa cuando alguien, por estar en la luna o confiar de más, termina siendo engañado de forma épica y queda como un salame. Es como mandarse una cagada por crédulo y después comerse todo el garrón. Suena muy de campo pampeano y, aunque duela, a veces da risa verlo desde afuera.
"Mirá al boludo de Juan, se metió un siembrón bárbaro con la promo esa de ganar en dólares y ahora anda pagando cuotas hasta de la tostadora."