En Santander se le dice así al parcero que es firme como una roca: terco, de carácter fuerte y difícil de convencer. También aplica para el amigo que, en plena rumba, se pone tieso con una idea y no hay quien lo mueva, ni con argumentos ni con tragos. Útil para describir lealtad, pero a veces es pura necedad.
"Deje así, ese parcero rígido ya decidió que nos vamos a pie y ni con tres guaros lo hace cambiar de plan, qué man tan terco."