Parcero rígido

En Santander se le dice así al parcero que es firme como una roca: terco, de carácter fuerte y difícil de convencer. También aplica para el amigo que, en plena rumba, se pone tieso con una idea y no hay quien lo mueva, ni con argumentos ni con tragos. Útil para describir lealtad, pero a veces es pura necedad.

"Deje así, ese parcero rígido ya decidió que nos vamos a pie y ni con tres guaros lo hace cambiar de plan, qué man tan terco."

Páralo

Interjección bien santandereana para frenar el cuento un segundo porque lo que te acaban de soltar te dejó frío. Se usa cuando algo te sorprende, te parece increíble o no te cuadra y necesitas confirmar. Es como decir ¿en serio?, no joda, o no me diga. Suena cortante, pero es puro asombro.

"Páralo, ¿cómo así que renunciaste y te vas pa' la finca a criar gallinas? No joda, y yo aquí matándome por el bus y el arriendo."

Estar enramado

En Santander se dice de alguien que está metido en un lío, en vueltas raras o en algo medio ilegal. Es como estar enredado, pero con ese toque de barrio que suena a que ya te pilló el problema y no sales fácil. Se usa mucho para chismear o advertir, y la verdad es bien gráfica.

"Pilas con ese man, que desde que se juntó con esos pelaos anda enramado y ya lo andan buscando por el barrio."

Lengüazo

Un regaño épico al mejor estilo santandereano, cargado de sarcasmo y sin pelos en la lengua.

"Cuando llegué a casa tarde, mi mamá me dio tal lengüazo que hasta el perro se escondió."

La tembladera

Es cuando te agarra un nerviosismo tan berraco que todo el cuerpo te tiembla, como si te estuvieran metiendo corriente o te hubiera dado un susto de muerte. Se usa para esos momentos en que uno queda todo tembloroso, con manos frías, voz quebrada y cara de susto. Y aceptémoslo, a veces da risa después.

"Parce, cuando vi que el parcial era con exposiciones improvisadas, me dio la tembladera tan feo que casi me desmayo frente a todo el salón."

Peínate

Expresión sarcástica muy usada cuando alguien suelta una idea absurda, exagerada o sin pies ni cabeza. Es como decir que se ubique, que deje de hablar bobadas y vuelva al planeta Tierra. No es un insulto fuerte, más bien una vacilada cariñosa entre amigos o familia, aunque bien tirada puede doler un poquito.

"¿Que vas a dejar el estudio para hacerte influencer de piñas decoradas? Peínate, mijo, que ni tu abuela te sigue en Instagram."

Pinga

En Santander, decir que algo está pinga es soltar que estuvo buenísimo, que salió redondo y te dejó feliz. Es un elogio bien directo, de esos que se dicen sin filtro. Ojo, porque en otros países la palabra tiene un sentido más sexual y puede sonar fuerte. Aquí es puro halago, y ya.

"Parce, ese concierto estuvo pinga, cantamos a grito herido y hasta el de la empanada se puso a bailar. Valió cada peso."

Guaricha

En Santander se usa para hablar de una chica joven, a veces con tono medio pícaro, medio juguetón, pero también puede sonar un poco vulgar según quién lo diga y cómo lo diga. Es de esas palabras que entre amigos suenan normal, pero con extraños puede quedar rara, así que mejor usarla con maña y oído.

"Uy, esa guaricha sí es berraca, vea cómo se sube a la moto sin miedo y se va pa' la montaña como si nada."

Estar hecho un cuchuco

Expresión muy santandereana para decir que alguien está reventado, molido, sin fuerzas o hasta medio desbaratado, como si lo hubieran pasado por una licuadora. Viene del cuchuco, una sopa espesa de maíz quebrado que queda toda triturada. Es de esas frases que suenan a abuela regañona pero con cariño, y la verdad es que tiene bastante sabor.

"Parce, después de subir esas mil escaleras en San Gil bajo ese sol berraco, quedé hecho un cuchuco, ni para ir por una Pony Malta me daban las piernas."

Estar forrado

Expresión muy usada para decir que alguien tiene muchísima plata, que nada más le falta secarse con billetes después de bañarse. Se dice cuando la persona vive sin preocuparse por la cuenta del mercado, la gasolina o la factura del celular. Es una forma medio envidiosa, medio admirada de señalar que alguien está nadando en dinero.

"Desde que le salió el negocio con la finca, el man anda todo creído, comprando camioneta nueva y pagando todo en efectivo, mejor dicho, quedó re forrado."

Quedar guaskis

Se usa en Santander para decir que alguien terminó borrachísimo, pasado de tragos y sin saber ni dónde tiene la nariz. Es como decir que quedó vuelto nada después de una farra bien brava, de esas con aguardiente, música a todo volumen y chisme al día. Es coloquial, bien de la tierrita, y suena hasta cariñoso cuando no hubo tragedia.

"Parce, anoche en la verbena de la feria todo el parche quedó guaskis con tanto guaro barato y terminó cantando rancheras a grito herido en plena plaza del pueblo"

Qué asado

En Santander se suelta para decir que algo te dio pereza, fastidio o te pareció bien aburridor. Es como soltar un “qué mamera”, pero con sabor santandereano. Sirve para una persona intensa, un plan que no cuaja o una situación que te saca la piedra. No es literal de comida, aunque suene a asado.

"Uy no, qué asado ese man, lleva media hora mandando audios eternos y uno acá con el tinto frío y la paciencia en la lona."

Parlar

En Santander, parlar no es solo hablar, es ponerse a reclamar duro, a cuestionar todo y a armar medio zaperoco con la lengua. Es como cuando alguien se emberraca y empieza a alegar por cada detalle, casi que parece audiencia de descargos. Y hay que admitir que a veces el parlazo es más entretenido que la novela.

"Uy, cuando mi tía se pone a parlar arma la de Troya, casi tumba la casa alegando porque el caldo no tenía suficiente papa y terminó regañando hasta al perro por meterse a la cocina."

Estar majao

En Santander decir que alguien está majao es decir que quedó reventado, sin fuerzas, como si lo hubieran machacado a punta de trabajo o caminata brava. Es ese cansancio que te deja medio bobo, que solo quieres cama, comida y silencio. Es muy de pueblo, muy campesina, y la verdad describe perfecto cuando uno ya no da más.

"Parce, después de esa caminata hasta el páramo quedé todo majao, ni pa' servirme un tintico tengo energía, mejor me tiro en la hamaca y que el mundo se acabe solo."

Chévere

En Santander se usa chévere para decir que algo está muy bacano, agradable o que simplemente está de lo mejor. No es solo que esté bueno, es que tiene su encanto y da gusto verlo o vivirlo. Es de esas palabras que uno suelta sin pensar cuando algo le parece realmente top.

"Uy parcero, ese plan de ir al río con música, sancocho y pola bien fría suena re chévere, yo me apunto de una"

Estar en la gloria

Se dice cuando estás tan a gusto que no te falta nada: cómodo, feliz y sin una sola preocupación. Puede ser por comer rico, descansar sabroso o porque todo te está saliendo redondo. Es como tocar el cielo un ratico, de esos momentos en los que dices: que nadie me moleste.

"Me eché en la hamaca después de una sobrebarriga con papas chorreadas y una limonada bien fría. Con esa brisita y cero afán, yo estaba en la gloria, ni el jefe me encontraba."

Dar plancha

En Santander se dice cuando alguien queda en ridículo o te provoca una vergüenza ajena brava por una escena incómoda. Es ese momento en que quieres mirar pa' otro lado porque la persona se quemó sola. También vale para cuando alguien hace el oso y deja a todo el mundo tieso del bochorno. Bien santandereano y bien directo.

"Parce, el man se subió a cantar en la fiesta, se le olvidó la letra y encima se cayó del parlante. Nos dio plancha a todos, qué bochorno tan berraco."

Montar maroma

Significa armar una escena, lío o drama por algo que no es tan grave. Es cuando alguien hace un show de novela por cualquier cosita.

"No montes maroma solo porque el Wi-Fi se cayó unos minutos, respira profundo y relaja la pajarita."

Jarrazo

En Santander se usa para hablar del sueño pesadísimo que te da después de una farra brava con guaro, cuando quedas fundido sin opción de seguir la rumba. Es como el nocaut oficial del parche, te vas a la lona y no te despierta ni el vecino poniendo vallenato a todo volumen. Y la verdad, a veces ese jarrazo entra sabroso.

"Parce, anoche en la verbena me metí tanto guaro que llegué a la casa, caí en la cama y me dio un jarrazo tan berraco que ni los gritos de mi mamá lograron pararme."

Tener cabeza de chupa

Se usa para decir que alguien está súper despistado, como ido, que no aterriza ni a la de tres. Es esa persona que vive en su propio mundo, se le olvidan las cosas más básicas y parece que anda con la mente pegada en otra parte. Es medio cariñoso, medio burla, y la verdad es que tiene su gracia cuando lo sueltas en confianza.

"No le confíes las llaves a Juan, que anda con cabeza de chupa, ya casi mete el celular a la nevera y la arepa al bolsillo del pantalón."

Más casado que una hormiga

Se dice de alguien tan comprometido y atado en su relación que no sale ni a comprar pan sin pedir permiso. Literalmente, tiene la correa más corta que el perro del vecino.

"¿Te vienes al partido este finde? Oye, ya sé que andas más casado que una hormiga, pero saca un rato, ¿no?"

Aguaje

En Santander aguaje es cuando alguien se las da de importante, presume más de la cuenta y aparenta plata, poder o estatus que en realidad no tiene. Es el típico personaje que arma show para impresionar, pero todo es fachada y humo. Se usa mucho para bajarle el ego a quien vive pendiente de aparentar. Y la verdad, da más risa que envidia.

"Ese man llegó con gafas oscuras, reloj prestado y carro alquilado, puro aguaje, luego estaba pidiendo que le fiaran hasta el tinto en la tienda."

¡Deje así!

Expresión muy santandereana para cortar la vaina y dar algo por terminado, ya sea una discusión, un regateo o un arreglo que puede salir peor. Es como decir mejor no toquemos más, dejemos las cosas quietas antes de embarrarla. Suena pasivo agresivo a veces, pero también ahorra peleas y dramas innecesarios, que eso también se agradece.

"Hermano, si le sigo metiendo mano a este carro termino dañándolo más. Quedó medio torcido, pero anda. ¿Sabe qué? ¡Deje así!"

Empuercarle

En Santander se usa para decir que alguien dañó algo, lo enredó más o lo dejó hecho un desastre cuando se suponía que iba a ayudar. Viene de la idea de volver algo más puerco, más sucio o más feo en vez de arreglarlo. Es de esas palabras que suenan tan mal que hasta dan risa, pero describen perfecto el caos.

"Parce, yo ya casi tenía cuadrado el paseo y llegó el primo a meter mano y terminó empuercándole todo el plan, ahora nadie sabe ni a qué horas nos vamos."

Irse de juerga

Salir con los amigos sin un plan fijo, improvisando la diversión por las calles.

"¿Hoy se arma? Claro, parceros, nos vamos de juerga y que sea lo que Dios quiera."

¡Qué jartera!

Se suelta cuando algo te da una pereza brutal o te parece un fastidio tremendo. Es como decir “qué lata”, “qué mamera” o “qué pereza”, pero con sabor santandereano y un puntito de queja sabrosa. Sirve para planes, trámites, gente intensa o cualquier cosa que te drene la vida.

"Parce, madrugar un domingo pa’ ir a hacer fila en el banco y encima que no haya sistema… ¡qué jartera! Mejor me devuelvo pa’ la casa y ya."

Carajazo

En Santander se usa para hablar de un golpe bien berraco, una caída aparatosa o un totazo que te deja viendo estrellitas y cuestionando tus decisiones de vida. Puede ser por andar de sobrado, por descuidado o por pura mala suerte. Es de esas palabras que suenan duro y, la verdad, describen el drama a la perfección.

"Uy gonorrea, me metí tremendo carajazo bajando la loma en la cicla, quedé todo raspado y la gente muerta de la risa en la esquina."

Echar una mano

Expresión muy usada para pedir o ofrecer ayuda a alguien, como decir que le colaboras o le haces el favor. Es de esas frases que suenan suaves pero salvan el día cuando estás ahogado de cosas. Y claro, siempre hay quien promete que echa una mano y luego desaparece más rápido que el sueldo a fin de mes.

"Parce, ¿me echas una mano con esta tarea? Es que el profe se cree Einstein y nos tiró unas preguntas bien bravas, casi que me explota la cabeza."

Hormiguero

En Santander se usa para hablar del gentío y el desorden que se arma cuando todo el mundo sale al tiempo, sobre todo en la mañana. Trancón, buses pitando, gente corriendo, vendedores gritando y uno tratando de sobrevivir. Es como ver un montón de hormigas alborotadas, cada cual en su cuento. Muy bumangués y muy real.

"Parce, hoy me tocó cruzar Cabecera a las 7 y eso estaba en hormiguero: motos por todos lados, pitos a lo loco y yo con el tinto en la mano, rezando pa’ no llegar tarde."

Estar en el plan

Se usa cuando alguien está completamente concentrado o enfocado en algo, como si estuviera metido al cien por cien en la película.

"Cucho, no me molestes ahorita que estoy en el plan con este libro, ¡no veo ni los buses pasar!"

Gota de aguardiente

En Santander se dice para hablar de ese traguito de aguardiente que cae por cualquier motivo, o por ninguno. Es la excusa perfecta para reunirse, brindar y alargar la charla con los parceros. No es que sea una medida exacta, es más bien una actitud: si hay plan, siempre cabe una gotica. Y sí, tiene su encanto.

"Parce, salió el sol después del aguacero, eso es señal. Venga, nos echamos una gota de aguardiente y arrancamos el chisme."

Zarpar la arepa

Se usa para decir que alguien se emberraca duro, que ya se le llenó la taza y va a explotar con toda. Es como cuando uno aguanta, aguanta y de repente se le zarpa la arepa y ya no responde. Muy de tierra santandereana, con ese toque bravo pero sabroso que tienen por allá.

"Mijo, recoja ese reguero ya, que su mamá viene cansada y donde vea esa sala así se le zarpa la arepa y nos arma la tremenda cantaleta"

Oler a guerra

Expresión usada para describir a alguien que se ha perfumado tanto que deja su rastro olfativo por donde pasa, como si llevara una nube de aroma lista para la batalla.

"No me digas que viene Gerardo... ¡esto huele a guerra y aún no lo he visto aparecer!"

Jartar

En Santander y buena parte de Colombia, jartar es meterse una buena comida o bebida, normalmente en cantidad y sin pena. No es solo comer, es darse el gusto, como cuando por fin hay plata y te desquitas del arroz con huevo. Suena callejero, medio exagerado y bien sabroso.

"Oiga, parceros, caigamos donde Doña Luz y nos jartamos unas arepas rellenas, que hoy ando con un hambre brava y no perdono ni el ají."

Ferrote

En Santander decir que algo está ferrote es decir que la cosa está muy difícil, casi imposible, que toca sudarla duro. Se usa para problemas pesados, favores complicados o planes que se ven bien enredados. Es como admitir que sí se puede, pero con toda la verraquera del mundo y rezando un poquito.

"Parce, pasar cálculo con ese profe está ferrote, toca trasnochar con tinto y empanadas toda la semana."

¿Dónde, ome?

Expresión muy santandereana que se usa para mostrar sorpresa, duda o total incredulidad ante algo que suena rarísimo o difícil de creer. Es como decir ¿en serio? o ¿qué me dices? pero con sabor a tierra caliente y acento bravo. Suele salir cuando el chisme está tan loco que uno queda medio en shock, aunque también se usa medio en burla.

"Mano, vi a Carlos volviendo con la ex, dizque ahora sí cambiada y todo espiritual, que ya no pelea ni revisa el celular. ¿Dónde, ome? No joda, ese man se enamora más de los problemas que de las novias."

Hacerse un ocho

Cuando alguien se complica la vida o se enreda más de la cuenta haciendo algo. Vamos, que está hecho un lío.

"Ayer Sergio intentó arreglar su moto y se hizo un ocho con los cables, ¡casi la deja sin ruedas!"

¡Qué chimba!

Se dice cuando algo es muy bueno, increíble o te deja flipando de lo guapo que está.

"¿Viste el concierto anoche? ¡Qué chimba, parcero! No paré de saltar en toda la noche."

Echar misión

Se usa para decir que uno va a salir a hacer algo medio improvisado, con plan de aventura y desorden sano, casi siempre con los panas. Puede ser ir a rumbear, a buscar qué hacer por ahí o a resolver algún asunto en combo. Es como armar un plan callejero sin mucha organización, pero con toda la actitud y ganas de vacilar.

"Parce, salí del camello temprano, caiga a la casa y nos vamos a echar misión por el centro a ver qué plan raro nos sale hoy"

Estar de guayabo

Significa estar de bajón, sentirse hecho polvo o como si te hubiera pasado una estampida por encima, especialmente después de un fiestón.

"Después del rumbón de anoche en El Páramo, estoy de guayabo total; necesito una sopa levantamuertos ya."

Estirar la pata

Expresión muy usada en Santander para hablar de morirse con humor negro y sin tanto drama. Es como reírse un poco de la muerte, con esa resignación terca y práctica que tiene la gente de la región. Suena fuerte, pero entre amigos y familia se usa con cariño y hasta con algo de guasa, porque al final a todos nos toca.

"Ese man come chicharrón todos los días y nada que estira la pata, ve, ese viejo es más duro que una piedra de río allá en el Chicamocha"

Parcialera

En la U, una parcialera es la persona que desaparece todo el semestre y solo vuelve a dar señales de vida cuando se vienen los parciales. Llega en modo turbo, pide apuntes, arma grupo a última hora y pretende salvar la materia en dos noches. También se dice del plan desesperado de estudiar a lo loco justo antes del examen.

"Uy, llegó Laura en modo parcialera: no apareció en todo el semestre y hoy anda pidiendo apuntes, café y grupo de estudio como si el parcial fuera en media hora."

Pasar la noche en vela

Frase típica para cuando uno se trasnocha feo y no pega un solo ojo en toda la noche. Puede ser por estar de farra, por quedarse hablando hasta tarde o por andar con la cabeza llena de problemas. El cuerpo pide cama, pero la mente anda en modo bucle. Y al otro día uno parece zombi, pero ahí sigue dándole.

"Parce, pasé la noche en vela pensando en cómo decirle al jefe que se hizo el loco con el bono, y hoy ando con estas ojeras que parecen autopistas."

Jalar mecate

Expresión usada para referirse a cuando una persona intenta caerle bien o endulzar el oído de un superior, generalmente con fines interesados.

"Ahí va Pedro otra vez a jalarle mecate al jefe, a ver si le suben el sueldo. ¡Ese man sí que sabe cómo hacerle la rosca!"

Echarse las onces

En Santander, echarse las onces es la sagrada merienda de media tarde, cuando el cuerpo ya está pidiendo algo rico y el alma también. Puede ser café con leche, arepitas, pan, lo que haya por ahí. Es como un mini festín cotidiano para recargar pilas y chismosear un rato, que la vida sin onces sería tristísima.

"Parce, saliendo del trabajo nos vamos donde la tía Marta a echarnos las onces con arepitas, chocolate bien espeso y todo el chisme del barrio incluido"

Estar armado hasta los dientes

En Santander, esta frase se usa en plan exagerado para decir que alguien va súper preparado, cargado con todo lo necesario para lo que venga. No es que vayas con fierros, es más bien que llevas desde la plata y los papeles hasta la comida, el cargador y el tinto. Puro modo prevenido.

"Oiga, Juaco, pa' esa caminata no me salga con manos vacías: venga armado hasta los dientes, con agua, linterna, poncho y hasta el tinto, que después le da por pedir prestado."

Guachafita

Se dice cuando un plan se desordena y se vuelve puro relajo: risas, bulla, gente hablando encima y cero seriedad. Puede ser una fiesta improvisada o cualquier situación que se sale de control en el buen sentido. No es precisamente elegante, pero para describir el caos sabroso, pega perfecto.

"Íbamos a tomar una pola tranquilos y llegó medio barrio. Pusieron música a todo taco y eso se volvió una guachafita brava hasta las tres, con risa y bulla por todo lado."

Berraco

En Santander decir que alguien es berraco es ponerlo en lo más alto. Es la persona que no se rinde, que es fuerte, tesa, valiente y además pila para resolver problemas. El berraco se mete en lo que sea y sale bien librado. Es un cumplido con sabor santandereano, y la verdad suena bien poderoso.

"Ese man montó empresa con dos pesos, aguantó la crisis y ahora está facturando duro, qué berraco tan bravo ese santandereano."

Culona

En Santander, culona no va de culos ni de piropos, va de comida. Es la famosa hormiga culona, una hormiga grande que se tuesta o se fríe y se come como snack, tipo maní. Suena a reto, pero engancha: crujiente, salada y bien santandereana. Si te da cosa, prueba una y ya verás.

"Parce, ¿nunca has comido hormiga culona? Venga pa’ Santander y le metemos a una bolsita con pola, que eso cruje sabroso y no perdona."

Guarilaque

En Santander guarilaque es esa comilona bien grasosa, llena de fritanga, chorizo, arepa, papa y todo lo que el cardiólogo odia pero el corazón ama. Es la típica bomba calórica que te comes de noche y luego quedas arrepentido, pero feliz. Y la verdad, negar que sabe brutal sería mentir descaradamente.

"Parce, anoche nos metimos tremendo guarilaque en el puesto de la esquina y hoy ando con la barriga a reventar, pero qué vaina tan sabrosa, repetiría sin pensarlo."

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