Se usa cuando alguien cambia de bando o pega un giro inesperado en una situación, como si le diera la vuelta a la tortilla en la sartén. Sirve tanto para hablar de traiciones suaves como de cambios de opinión muy convenientes. Es de esas frases que suenan inocentes pero esconden bastante veneno, y hay que admitir que tiene su gracia.
"Ayer Juan rajaba del equipo que daba gusto y hoy viene con la camiseta puesta y gritando gol como un loco, ese sí que sabe pasar la tortilla cuando le conviene"