En Guatemala se usa para llamar a alguien “jefe” o “amo” en plan coloquial. Puede ser respeto, pero muchas veces va con vacilón, como diciendo “ya pues, mandón” cuando alguien se pone a dar órdenes o a creerse el que sabe todo. También se suelta entre cuates para bromear sin mala onda.
"¡Calma, patrón! Si querés, yo lo hago, pero no me estés dando cátedra hasta para freír un huevo, hombre."