Se dice cuando alguien queda pelado, sin un peso, normalmente por haberse ido de rumba, apostar o darse la gran vida. Es esa sensación de mirar la billetera y que solo haya aire y vergüenza. Muy costeño, muy real. Y sí, suele venir con resaca y con hambre, que es la peor parte.
"Ese man se fue pa' la rumba y se metió una pelaera brava, amaneció sin un peso y pidiendo fiado pa' las arepas, todo por andar invitando tragos."