Reventar
Además de “explotar” o “romperse”, en La Guajira se usa mucho para decir que quedaste llenísimo, al borde del colapso, después de comer como si no hubiera mañana. Es ese punto en el que ya no te cabe ni un sorbo de agua y solo quieres tirarte en una hamaca a sufrir feliz.
"Ayer caí a la fiesta y quedé reventado con tanto friche, que tuve que aflojarme el cinturón y quedarme quieto como iguana al sol."
Rugirle
En La Guajira se usa para decirle piropos o tirarle los perros a alguien con toda la actitud, como echando labia fuerte para impresionar. No es un rugido literal, es más bien coqueteo intenso, medio alborotado y a veces hasta fastidioso si te pasas. Si te lo hacen, ya sabes por dónde va la cosa.
"Ese man en el mercado no deja de rugirle a la vendedora, ya le soltó tres piropos y ni ha pagado el plátano."
Jalarle el perro
Se dice cuando alguien está cayéndole a otra persona con labia, halagos y promesas, a veces medio exageradas, con tal de conquistarla. Es el típico plan de coqueteo insistente, como echando cuento a ver si pega. En La Guajira suena bien costeño y se usa mucho para vacilar al que anda de enamorador.
"Mira a ese man, desde que llegó la pelaa no hace sino jalarle el perro, dizque le va a bajar la luna y hasta la quiere llevar pa’ Cabo de la Vela."
Darle bola
Se dice cuando le prestas atención a alguien, le sigues la conversación o le haces caso a lo que está diciendo. A veces es porque te interesa de verdad y otras solo por educación, para no dejar a la persona hablando sola. También puede sonar a no te dejes enredar, como cuando alguien está echando cuento y tú decides ignorarlo.
"Ese man vive echando cuento con que conoce a medio mundo. Tú relax, mija, no le des bola y sigue en lo tuyo, que después se le pasa la película."
¡Deja el cuento!
Se le suelta a alguien cuando está echando carreta, exagerando o inventándose una historia que no se la cree ni su abuela. Es como decirle que pare el show y hable serio. En La Guajira se usa mucho para cortar el cuento rápido, sin pelear, pero dejando claro que te huele a puro cuento.
"Ajá, tú juras que te ganaste la moto en una rifa y ni boleta compraste. ¡Deja el cuento, primo, habla claro!"
Patarrajear
Verbo bien costeño para decir que te pones a mover las patas sin pena, sobre todo bailando con toda la sabrosura y el desparpajo del mundo. Es ese momento en que la música te agarra y ya no hay dignidad que valga, solo goce. Si hay fiesta, hay patarrajeo, así de simple.
"En el festival de La Guajira, Juan se puso a patarrajear tan duro que acabó sudado, sin voz y bailando hasta al lado de los cactus."
Quitachupa
En La Guajira se le dice así a alguien bien vivo y aprovechado, de esos que se arriman cuando hay algo y te lo quieren quitar o sacar ventaja. Vamos, una persona en la que no confías ni un poquito porque siempre está buscando cómo tumbarte o quedarse con lo tuyo. Suena chistoso, pero es cero halago.
"Ni se te ocurra dejarle el celular a Alfredo en la mesa, parce, que ese man es un quitachupa y cuando volteas ya se hizo el loco."
Jamear
Verbo bien costeño para decir que alguien está comiendo con ganas, como con hambre atrasada, y no precisamente con modales de etiqueta. Es ese momento en que te sientas y le das duro a la comida sin pena, porque el estómago manda. Suena vacilón y se usa mucho en parche, sobre todo cuando hay fritos.
"Mano, ese pelao llegó del partido y se puso a jamear arepas con queso y suero, y ni saludó, solo metía mano como si fuera competencia."
Más abeja que desplumadora de miel
Se le suelta a alguien que es bien vivo, avispado y medio mañoso para salirse con la suya. No es necesariamente malo, pero sí te deja claro que esa persona siempre está un paso adelante, olfatea oportunidades y no se deja tumbar fácil. En La Guajira suena a piropo con advertencia incluida.
"Pilas con ese man, parcero: es más abeja que desplumadora de miel y te regatea hasta el agua, pero igual te consigue el mejor precio en el mercado."
Jalarse la greña
Se dice cuando alguien está estresado o desesperado por un problema, tanto que parece que se va a arrancar el pelo de la rabia. No es tanto de currar duro, sino de estar al borde por la presión, los líos o la mala suerte. Vamos, que estás que te jalas la greña y no es por gusto.
"Mano, con ese calor y el jefe jodiendo, llevo toda la semana jalándome la greña, ya ni duermo y el tinto no me hace nada."
Pelaítos
En La Guajira y la Costa Caribe se usa pelaíto o pelaíta para hablar de un pelado, o sea, un niño, un pelao o un joven. También vale como vocativo cariñoso para llamar a la gente del combo, tipo muchachos o pelaos. Suena cercano, costeño y bien relajado, de esos que te salen sin pensarlo.
"Pelaítos, alisten la neverita y el parlante, que nos vamos pa’ la playa. Si se ponen a inventar, los dejo botados y me voy con los primos."
Está más enredado que papo de guajiro
Dicho bien costeño para soltar que algo está hecho un lío tremendo: un plan, un cuento, un trámite o una explicación que no hay por dónde agarrarla. Es como decir que está enredadísimo, confuso y lleno de vueltas. Se usa mucho cuando alguien habla y habla y al final no se entiende un carajo. Y sí, suena sabrosón.
"Me puse a cuadrar el viaje con el primo y entre audios, cambios y plata, quedó más enredado que papo de guajiro. Al final nos fuimos pa’ la playa y ya."
¡Juepuerca!
Interjección bien costeña para soltar cuando algo te deja frío: sorpresa, susto o incredulidad. Es como decir ¡no joda! o ¡no me digas!, pero con ese sabor guajiro que suena a patio y brisa caliente. Se usa para remarcar que lo que pasó está heavy o inesperado, y queda perfecta en el chisme.
"¿Viste que la tía Pacha se pegó la lotería? ¡Juepuerca! Ahora sí, chivo asado en diciembre y hasta pa' invitar al vecino."
Meter catira
Se dice cuando alguien suelta chistes o cuentos tan malos, tan forzados, que igual te termina sacando la risa, pero más por lo absurdo que por graciosos. Es como reírte a la brava, a presión, porque el man insiste y la situación ya da es pena ajena. Y sí, a veces funciona.
"El primo llegó con un chiste malísimo del burro y la suegra y yo dizque serio, pero el man siguió y siguió y terminé riéndome, qué vaina, me tocó meter catira."
Esculcar
En La Guajira se dice esculcar cuando alguien se pone a hurgar, revisar o fisgonear donde no lo han llamado, sobre todo en cosas ajenas. Es como registrar una mochila, un cajón o el celular de otro sin permiso. Vamos, el típico curioso con manos largas que luego se hace el loco. Bien usado, pica y da risa.
"¡Epa, Carlos! Deja de esculcar mi mochila, mano. Si buscas plata, aquí lo único que vas a encontrar es un chicle pegado y un recibo viejo."
Macominga
Se dice de alguien que habla y habla, mete cuento a lo loco, pero al final no suelta nada útil ni interesante. Es el típico que te arma una novela para contarte una bobada. En La Guajira se usa con tono de burla, como diciendo: mucho bla bla y cero sustancia. Y sí, desespera sabroso.
"Mira a Juan otra vez echando carreta de que habló con un marciano en Uribia. Ese man es severa macominga, puro cuento y nada que ver."
Pelaera
Se dice cuando alguien queda pelado, sin un peso, normalmente por haberse ido de rumba, apostar o darse la gran vida. Es esa sensación de mirar la billetera y que solo haya aire y vergüenza. Muy costeño, muy real. Y sí, suele venir con resaca y con hambre, que es la peor parte.
"Ese man se fue pa' la rumba y se metió una pelaera brava, amaneció sin un peso y pidiendo fiado pa' las arepas, todo por andar invitando tragos."
Echar una mano guajira
Se dice cuando alguien te ayuda de buena onda, sin prisas y sin ponerse intenso, con ese estilo tranquilo y resolutivo que se asocia a La Guajira. Es como pedir un favor, pero con sabor local: te echan el cable, te alivian la carga y encima sin drama. Ideal para trabajos de casa, favores y apuros cotidianos.
"Oye, compadre, échame una mano guajira con el rancho, que en diez minutos caen los parientes y esto parece zona de guerra."
Jugar farotas
En La Guajira se usa para decir que alguien está inventando cuentos, echando carreta o tratando de engañar con una historia bien armada, pero medio sospechosa. También vale para el que se mete en enredos por andar de vivo. Vamos, puro show y picardía, y casi siempre termina quedando en evidencia.
"No le pares bolas a ese man, otra vez anda jugando farotas con que lo llamaron de la NASA, y ni pa' el bus tiene."
Agüelo
Forma cariñosa y bien costeña de decir abuelo, y por extensión de llamar a un señor mayor con respeto y confianza. No tiene que ser tu abuelo de sangre, puede ser el viejo del barrio o el tío sabio que siempre tiene un cuento y un consejo. Suena cercano, de casa, bien guajiro.
"Ve, agüelo, suelte ese cuento otra vez, el de la trocha y el contrabando, que mi primo no se lo cree y está mamando gallo."
Facilongo
Se dice cuando algo está facilísimo, casi regalado. Es una forma coloquial y medio burlona de decir que no tiene ciencia, que sale sin sudar. En La Guajira te puede sonar en charla de calle para tareas, exámenes o cualquier vuelta que se resuelve rápido. Vamos, que ni te despeinas.
"Parce, ese parcial estaba facilongo, lo saqué en diez minutos y todavía me dio tiempo de ir por una salchipapa en el malecón de Riohacha."
Dejar el guayuco
Se dice cuando alguien corta con su pareja y lo deja tirado, como quien se quita el guayuco y lo abandona por ahí. Es una forma bien guajira de hablar de una ruptura sin ponerse dramático, con ese toque de humor seco. Vamos, que se acabó el cuento y cada quien pa’ su lado.
"¿Supiste? Luisa dejó el guayuco de Jorge y ni miró pa’ atrás. El man quedó frío y ella anda feliz, más suelta que chivo en corral nuevo."
Echar una tanda
En La Guajira se dice cuando te vas de rumba en serio, de esas que arrancan temprano y se alargan hasta que amanece. Una tanda es una tanda, no un ratico: implica bailar, beber, sudar y seguir aunque ya te duelan las piernas. Vamos, plan de trasnocho con sabor costeño y cero ganas de irse pa' la casa.
"Hoy nos echamos una tanda en Riohacha, así que alista las chanclas y la garganta, que vamos a quemar suela hasta que cante el gallo."
Aceitico
En La Guajira se usa como forma cariñosa de pedir una ayudita o un favorcito, normalmente con tono de confianza. Si alguien te suelta un pásame el aceitico, no está hablando de aceite ni de lubricante, es más bien un échame la mano, colabórame ahí. Suena suavecito, pero viene con presión social incluida.
"Compai, pásame el aceitico y préstame pa' la gasolina, que si no me toca irme a pata hasta Uribia, ¿sí o qué?"
Poniéndolo a rendir
Se dice cuando estás estirando la plata o los recursos al máximo, en plan hacer magia para que alcance. Es como vivir con lo justo, pero con maña: rendir el mercado, el gas, el pasaje, lo que sea. Muy de la costa cuando toca apretarse sin llorar, solo inventando y resolviendo.
"Este mes ando poniéndolo a rendir, primo: con diez mil hice mercado, recargué el celu y todavía me quedó pa' una empanadita."
Cogejuéz
Se le dice al que se mete a opinar donde nadie lo llamó, como si fuera juez del asunto sin tener vela en el entierro. Es el típico que llega, escucha dos frases y ya está dictando sentencia, regañando y repartiendo culpas. Suena bien guajiro y medio burlón, pa’ bajarle el humo al metiche.
"No joda, compa, deja el cogejuéz: ni sabes qué pasó y ya estás fallando como si fueras el juez del pueblo."