En Trujillo se usa para decir que vas a comer con ganas, sin miedo al botón del pantalón, sobre todo cuando la comida está brutalmente rica. Es como anunciar que vas a atacar el plato hasta quedar medio rodando. Suena sabroso, medio callejero y la verdad es que da hambre solo de escucharlo.

"Causa, hoy día vamos a la casa de mi tía a jamear cabrito con frejoles, así que llega con hambre y sin vergüenza, porque acá el que se queda corto repite nomás."

Cuando te refieres a comer hasta casi reventar, especialmente en momentos donde la comida sobra y el hambre aprieta. Es como mandar p'al buche todo lo que puedas.

"Bro, después de la fiesta nos fuimos a jamear al chifa y salí rodando de tanto arroz chaufa y wontán."

En Arequipa se usa para decir comer, normalmente con ganas y sin vergüenza, como cuando te vas a meter un buen plato y no piensas compartir ni el olor. Es bien de calle y suena a hambre seria, no a ensaladita. Si lo dices, ya se sabe que vas a darle duro a la comida.

"Causa, ya fue la dieta, hoy voy a jamear rocoto relleno y pastel de papa hasta quedar como trompo. Si alguien toca mi plato, lo miro feo."

En la jerga limeña, jamear es comer con una hambre brutal, sin delicadezas ni postureos, como si no hubieras probado bocado en días. Se usa cuando te lanzas al plato con todo, ya sea menú de la esquina, chifa o lo que caiga. Es ese momento glorioso en que el estómago manda y la vergüenza se va de vacaciones.

"Pata, salí de chambear muerto de hambre y me fui a jamear un combo gigante en el chifa de la esquina, hasta el mozo se asustó de cómo desapareció el arroz chaufa."

Verbo bien peruano para decir comer, pero en plan con ganas, como cuando te estás metiendo un plato contundente y no dejas ni la salsita. Se usa mucho entre patas para proponer ir a comer o para contar que te diste un buen atracón. Suena callejero y con hambre real.

"Salimos de la chamba muertos y el Lucho dijo: ya fue, vamos a jamear un cevichito con su chicha, que mi estómago está haciendo bulla."

Verbo goloso que se utiliza para referirse a la acción de comer con ganas y sin control, especialmente cuando algo está delicioso.

"Después de jugar fulbito, nos fuimos todos a jamear un pollo a la brasa."

En Trujillo no se dice comer, se dice jamear, porque acá no solo se come, se ataca el plato con ganas. Es para cuando te mandas la comida sin mucha etiqueta, con hambre de verdad y cero delicadeza. Es como decir que estás devorando la comida, y la verdad suena mucho más sabroso.

"Causa, apúrate que donde la tía Jaqui ya están jameando ceviche con chicharrón y si llegamos tarde no nos dejan ni el juguito del limón."

Verbo bien costeño para decir que alguien está comiendo con ganas, como con hambre atrasada, y no precisamente con modales de etiqueta. Es ese momento en que te sientas y le das duro a la comida sin pena, porque el estómago manda. Suena vacilón y se usa mucho en parche, sobre todo cuando hay fritos.

"Mano, ese pelao llegó del partido y se puso a jamear arepas con queso y suero, y ni saludó, solo metía mano como si fuera competencia."

Forma jocosa de decir comer, pero no en plan gourmet; es más bien cuando uno se manda un banquete sin remordimientos.

"Después de la playa, nos fuimos a jamear unos ceviches que estaban para chuparse los dedos. ¡Qué rico!"

En Trujillo jamear es comer con un hambre brutal, disfrutando cada bocado y sin pensar en la dieta ni en nada. Es como atacar el plato con ganas, con confianza y con alegría, sobre todo después de una jarana o cuando hay comida rica en la mesa. Y la verdad, jamear así da gusto.

"Causa, después del tono en la playa terminamos todos en la esquina de la tía veneno a jamear salchipapas y pollo a la brasa como si no hubiéramos comido en un año"

Verbo callejero para hablar de cuando alguien consigue algo de forma astuta, medio tramposa pero sin llegar a delito serio. Es como hacer un truco de magia social para obtener entradas, favores o cosas que parecían imposibles. Suele usarse con admiración, porque al que jamea bien se le ve como vivo, pilas y con buen floro.

"No tenía ni un mango para la entrada, pero el pata se puso mosca, jameó un pase VIP y terminó toneando en primera fila como si fuera dueño del concierto."

En Piura jamear es comer con ganas, sin miedo al botón del pantalón. No es picar algo fino, es mandarte un platazo de ceviche, seco o lo que caiga, como si hubieras estado a dieta toda la semana. Es de esas palabras que ya te dan hambre solo de escucharlas, y la verdad es que tiene bastante encanto.

"Estábamos misios, pero igual nos fuimos a jamear un cevichón en Catacaos y terminamos tan llenos que casi nos quedamos dormidos en el mototaxi de regreso."

En Iquitos se usa jamear para hablar de comer con ganas, casi con desesperación, como si te hubieran tenido a dieta una semana. Es zamparse la comida rápido y con hambre brava, sin mucho mod mod. A veces también se suelta para hacer cosas a toda prisa, pero sobre todo va de darle duro al plato, que eso siempre alegra.

"Pata, llegué del chamba con un filo criminal y me puse a jamear el juane y la cecina que mi vieja dejó, ni bien respiré entre bocado y bocado"

En Lima se usa para decir ir a comer, normalmente con hambre brava y cero paciencia. Es como “vamos a meterle diente” pero en versión callejera. Vale para una salchipapa, un menú de mercado o unos chicharrones bien grasos. Suena a plan simple y feliz: comer rico y quedar nuevo. Y sí, da risa decirlo.

"Salimos del tono a las seis y ya estaba temblando de hambre. Ya, causa, vamos a jamear al mercado, su menú está barato y el chicharrón viene con su ajicito."

Verbo bien callejero para decir comer, pero no en plan finolis, sino meterle diente con ganas. Se usa mucho cuando estás con un hambre brava, tipo que no has probado bocado en todo el día y ya te ruge la panza. Es como decir vamos a morfar, pero a la peruana y con urgencia.

"Oe causa, ya fue, no aguanto más, vamos a jamear un cevichito con su canchita antes de que me desmaye en la combi."

En Piura jamear es ir a comer como rey, sin miedo al botón del pantalón. Se usa cuando vas a pegarte un banquete serio, con ceviche, chicharrón, causa, arroz con mariscos y todo lo que se cruce. No es solo comer, es disfrutar la comida con ganas, como buen piurano orgulloso de su sazón brutal.

"Ñaño, hoy vamos a jamear feo en la cevichería del barrio, mínimo dos fuentes de ceviche, su chicharrón bien crocante y después una causa que parezca ladrillo."

Verbo callejero para decir comer con ganas, sin delicadeza y a lo bestia, como si te hubieras saltado tres comidas. Es meterte un buen atracón, normalmente de algo rico y contundente. Se oye mucho en el norte del Perú, sobre todo cuando la comida está tan buena que no hay forma humana de parar. Bendita gula.

"Salimos de clases y caímos al Mercado Central a jamear chicharrón con su canchita y su ají, porque el hambre ya estaba haciendo bulla."

En la selva de Loreto, jamear es salir a buscar comida en el monte o al río, ya sea a pescar o a cazar. No es plan turístico, es la chamba de todos los días para volver con algo pa' la olla. Suena a aventura, pero aquí es supervivencia con maña y paciencia.

"Causa, mañana nos vamos a jamear tempranito al río, a ver si cae un paiche o aunque sea unos boquichicos pa' el almuerzo."

Verbo bien piurano para decir comer con ganas, sin asco y con puro antojo, sobre todo cuando la comida está brutal. Es como zampar, pero con sabor norteño y un puntito de orgullo: si algo está rico, lo jameas y punto. Suena informal y callejero, perfecto para hablar de ceviche, seco o lo que caiga.

"Causa, ese ceviche estaba tan bravo que lo jameé completito y todavía me quedé mirando la fuente, a ver si aparecía más."

En Perú, jamear es comer con ganas, a lo bestia, cuando tienes un hambre criminal. No es solo picar algo, es sentarte y desaparecer el plato como si no hubieras visto comida en días. Se usa mucho en plan callejero entre patas, sobre todo después de la chamba, la juerga o una amanecida.

"Salí de la chamba muerto de hambre y con el estómago sonando, así que me fui con los patas a jamear un lomo saltado y una Inca Kola bien helada."

En Perú se usa jamear para decir comer con ganas, como si no hubieras probado bocado en tres días. No es solo comer, es atacar el plato con furia, repetir sin vergüenza y dejar el plato brillando. Es ese modo bestia que te entra cuando ves comida rica y tu estómago manda más que tu dignidad.

"Hermano, llegué al cumple sin almorzar y cuando vi la mesa llena de pollo a la brasa y causa empecé a jamear tanto que mi tía pensó que no me daban de comer en mi casa."

En Piura se usa para decir que vas a comer con ganas, sin miedo al empacho y disfrutando cada bocado. No es solo comer, es atacar el plato como si no hubieras visto comida en días. Suena a planazo con la mancha y, la verdad, solo decir jamear ya abre el apetito.

"Estoy misio pero con un hambre criminal, así que vamos a la esquina de don Lucho a jamear ese arroz con pato que te deja doblando pero feliz."

Se refiere a comer, pero así con ganas, como si no hubiera un mañana. Ideal pa' describir cuando te entra la rajita pelá tras un día largo.

"Uy compadre, llegué a casa y me puse a jamear como condenado, ¡ya no quedó ni una papa en la mesa!"

En Piura jamear es ponerse a comer como si no hubiera mañana, darse un atracón brutal hasta quedar tirado mirando el techo con sueño y barriga llena. No es solo comer bastante, es abusar del plato con alegría y cero culpa. Es de esas palabras que ya te dan hambre solo de escucharlas, y la verdad es que tiene su encanto.

"Causa, ayer en la pichanga terminamos muertos y nos fuimos a la cevichería del barrio, pedimos como cinco fuentes y acabamos jameando tanto que casi rodamos de regreso a la casa"

En Bolivia se usa jamear como sinónimo de comer con ganas, zamparse algo rico o ir a buscar comida cuando ya ruge la tripa. Es bastante informal y suena a plan entre panas, más de calle que de mesa elegante. Viene a ser como decir vamos a jamar, pero con ese toque boliviano que le da más sabor.

"Che, ya estoy cagado de hambre, caete a la plaza y nos vamos a jamear unas salteñas antes de que cierre el puesto del don"

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