En Salta el poncho es mucho más que una prenda para el frío, es casi un compañero de aventuras. Sirve para abrigarse en la peña, tirarlo en el piso en un picnic improvisado, tapar a los verguenzudos en el asado o hasta hacer de frazada después de la guitarreada. Es tan útil que si hablara cobraría alquiler.
"Che loco, traete el poncho que pinta fresco, y de última lo tiramos en el pasto pa' sentarnos con el mate y las empanadas salteñas"
En Santiago del Estero, poncho no es solo la prenda para el frío, también se usa para hablar de algo que te dan de yapa, un extra que no esperabas. Es ese regalito buena onda que aparece de la nada y te alegra el día. Y la verdad, cuando cae un buen poncho, nadie se queja.
"Fui a la despensa del barrio por un par de tortillas y el chango, re copado, me tiró de poncho un bollito dulce bien calentito."