Se dice cuando alguien se pone terco a más no poder, cabezota nivel profesional, y ya no hay quien lo mueva ni con grúa. Es como atrincherarse en una idea y defenderla aunque le enseñes pruebas, vídeos y hasta un acta notarial. Muy de bronca doméstica y de barra de bar. Y sí, desespera.
"Le dije que su suegra tenía razón con lo de la paella y se puso como una mula, ni con dos cervezas y un “ea, ya está” hubo forma de bajarlo del burro."