Se usa para hablar de alguien que se manda sin miedo, como jugador en final chivísima con la tribuna explotando. Es esa persona que se la juega toda, no afloja y parece que no le importa nada con tal de ganar o divertirse. Es muy de cancha, muy futbolera, y la verdad es que suena épica.
"Mirá a Pablo tirándose al agua helada por una Coca, después se va a la previa y encima rinde el parcial mañana, ¡qué corazón de cancha tiene ese loco!"