Se dice cuando te quedas sin margen, bien apretado de tiempo, lana o recursos, como con la cuerda cortita y sin chance de moverte. Es ese momento en que todo va al límite y cualquier detallito te descuadra. Muy de rancho y bien gráfica, porque el mecate no perdona.
"Híjole, ya se nos hizo tardísimo. Si no le pisas al carro, vamos a quedar a mecate corto con la chamba y ni pa' los tacos nos va a alcanzar."