Se dice cuando alguien regala o comparte a lo loco, sin medir mucho, como árbol de mango cargado de fruta que cae para todo el que pasa. Puede ser plata, comida, tragos o favores. A veces es generosidad pura y a veces es medio imprudente, pero igual hace gracia porque suena bien selvático.
"Después del aguinaldo, Pedro andaba repartiendo como árbol de mango, invitaba chelas, pagaba el mototaxi de todos y hasta le compró croquetas al perro callejero de la esquina"