Se usa cuando alguien no deja de pensar en algo y le da mil vueltas en la cabeza, como si estuviera masticando la idea sin parar. Puede ser por preocupación, por un chisme o por una metida de pata. Es como decir que le estás taladrando la mente, y la verdad es que a veces provoca mandar todo al carajo.
"Vale, chama, deja de roerle el coco por ese tipo, que ni te escribe ni te llama, ponte a comer arepitas con café y a rumbear, que pa' sufrir no hay presupuesto."